miércoles, 23 de octubre de 2013

La victoria

"Primero fue la ropa. Sacó todas las prendas del armario, las apiló cuidadosamente, y las distribuyó en cuatro bolsas de basura. Cuando arrojó la última al contenedor, sintió que una pequeña parte de su angustia se desvanecía. Animado por este descubrimiento, decidió hacer lo mismo con todos sus aparatos electrónicos, y tiró el móvil, el ordenador, la tele. Cuando ya no quedó ninguno, se sintió aún un poco mejor. Entonces continuó con los muebles, con las fotografías, con los libros. A medida que llenaba los contenedores de basura, su casa se vaciaba, y más se reafirmaba él en su decisión. Cuando no quedó nada en el piso, supo que estaba muy cerca de la victoria. Sólo quedaba asestar el golpe definitivo. Bajó a la calle, caminó hasta la alcantarilla más próxima, y tiró las tarjetas de crédito y el poco dinero que llevaba encima. Cogió el llavero, lo miró una última vez, y lo arrojó. Cuando un sonido metálico le indicó que sus llaves habían llegado al fondo, supo que se había terminado. Era libre. No más noches sin dormir pensando si el siguiente sería el día. Podían venir cuando quisiesen, él ya no tenía nada. Cuando le llegó aquel primer aviso, se juró a sí mismo que nunca le entregaría su casa a un banco. Echó a caminar. Quizá se la quedarían, pero ya no le importaba, ya no era suya. Él ya no podía perder nada. Había ganado."

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